jueves, 28 de mayo de 2009

Libro de Manuel (1973)


El Cortázar de los cuentos; el Cortázar de "El perseguidor" y de "La noche boca arriba"; el Cortázar de piezas magistrales como "Axolotl", "La autopista del Sur" o "La continuidad de los parques", es lejos el mejor Cortázar. Porque el escritor de novelas no sólo pierde el noble beneficio de sorprendernos (de ganarnos por knock out, como decía el mismo Julio), si no que además pierde aquel espacio-tiempo reducido que hace que el cuento se valga del peso de los impulsos, de lo que es intensamente vivido en un momento. Pero, después de todo, el argentino también se dio el lujo de dejarnos una novela de la talla de Rayuela, aunque es quizá la misma talla de ésta la que deja chica a otras como Los Premios o el mismo Libro de Manuel.

De todas formas, el Libro de Manuel es una novela única y ejemplar. Da lo mismo si es buena o mala, si cumple o no su función, eso no quita que sea única y ejemplar. Porque es talvéz la cima de la experiencia estética en Cortázar, y una tentativa nueva del autor por unirse a las causas sociales, a las duras experiencias por las que el mundo pasaba irremediablemente, y que nos han dejado como herencia maldita un millar de secuelas. Por ello, el Libro de Manuel hoy no debe pasar desapercibido, y hoy más que nunca suscita y revive las controversias que antes causó.

En este libro, Cortázar utiliza el lenguaje y sus archiconocidos artificios para narrarnos una historia a su medida. Personajes simpáticos y atractivos enfrascados en una misión complicada: secuestrar a un alto mando del servicio de inteligencia sudamericano, para intercambiarlo por los presos políticos de algunos países de nuestro continente. En ello, se ven complices argentinos, brasileños, panameños, chilenos y franceses, quienes discuten arduamente sobre los fines de la Joda (el nombre de su revolución), sobre el alcance de su empresa, sobre el futuro de sus acciones y la verdadera intención de cada uno de ellos. Ése, sintetizado, es el contenido político de la obra, y en ello quizá no cumple mucho y se queda cojo en su torpe romanticismo, en su excaso compromiso y en muchas otras falencias que persiguieron a Cortázar a lo largo de toda su vida. Pero en lo que sí cumple, y siempre a su manera, es en la problematización y reflexión acerca de la misma Revolución, una nueva forma de ver y criticar lo que estaba pasando dentro y fuera de la Revolución Real, aquella comandanda por Rusia y que ya tenía fuertes influencias tanto en Cuba como en Nicaragüa, e influencias menores (y no por ello menos notables) en otras naciones de Latinoamérica. Y es eso, precisamente, lo que muchas veces olvidan los que critican con dureza esta novela.

Por otra parte, y creo que es algo mucho más importante que el propio fin político, está la consumación del estilo y la particular estética que Cortázar ya había conquistado en un libro tan canónico como Rayuela. Personalmente pienso que en el Libro de Manuel el estilo vanguardista de Cortázar se renueva y se vence a sí mismo, superando incluso a su clásico, ya que los trucos utilizados en esta ocasión son cada vez más interesantes: recortes políticos sobre hechos atroces como las torturas en Vietnam, las dictaduras latinoamericanas y las injusticias del día a día, además de la integración de esquemas y gráficas, la posibilidad de mezclar historias y configurar a plenitud la psicología de sus personajes, y el sorprendente uso del "doble texto", donde la historia real se mezcla con algunas anotaciones superpuestas que corresponden a los personamientos que los personajes no están diciendo, mostrándonos así una amplia gama de artificios que Cortázar ya había desplegado en Rayuela, pero que en el Libro de Manuel se intensifican y cobran un fin práctico que los dirige hacia nuevas tentativas mucho más nobles que las del anterior.

Por esto y mucho más, el Libro de Manuel resulta ser un libro interesante; quizá muy interesante. Es un libro que ha sido muy discutido por su poca efectividad y su ambigua forma de referirse a los tópicos revolucionarios, que dejan ver un compromiso excaso que para aquellos tiempos resultaba alarmante y peligroso. Pero no por ello deja de ser interesante. Además, creo que utilizar la totalidad de los fondos de este libro para ayudar económicamente a los presos políticos argentinos y sus familias, no es un detalle menor. Es un gesto que, como dice el propio Cortázar, era obvio pensando en que hacer dinero con un libro como este habría sido inconsecuente y hasta escandaloso, pero es también un gesto humano que no se debe olvidar a la hora de criticar al libro y su autor.

El Libro de Manuel suscita aún ese tipo de debates. Pero mientras hayan Manueles a lo largo de todo el mundo, que necesitan derrepente un libro que les recuerde el sacrificio y el épico derramamiento de sangre que ocurrió en el pasado, es un libro que cumple con existir. Un regalo de Cortázar para sus lectores más ávidos de verdad. Para quienes se preocupan de lo que realmente importa. Y eso siempre se agradece.

Para descargar la versión íntegra en formato electrónico (.doc), ver el siguiente link.

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