Hoy en día, la drogadicción en la juventud y las
aventuras derivadas de ello ya constituyen prácticamente un subgénero, una
forma establecida de abordar la realidad desde perspectivas mucho más audaces y
alucinadas. Esto es el resultado de diversas apuestas artísticas, que desde la
década de los 60' comenzaron a cambiar drásticamente tanto el pensamiento como
la forma de actuar de numerosos jóvenes a lo largo de todo el mundo. Pero no
hay que olvidar que antes de la emancipación hippie y los movimientos
psicodélicos de aquella época, ya era posible vislumbrar ciertas publicaciones
que anticipaban lo que ocurriría después, siendo, por ejemplo, la Generación
Beat un precedente del hippismo, y la película El hombre del brazo de oro
(con la increíble actuación de Frank Sinatra) la precursora de otras tan
famosas como Trainspotting y la actual Enter the void; o también
la magistral Drugstore Cowboy, de Gus Van Sant, donde el mismo Burroughs
realiza un pequeño papel donde actúa de si mismo: un auténtico gurú de los
estupefacientes.
Aunque antes de que todo esto ocurriera, y
Burroughs se terminara por convertir en uno de los grandes visionarios de la
literatura norteamericana, se decide publicar Yonqui en 1953, justamente
antes de El almuerzo desnudo, la primera gran obra del autor. Y esto no
fue tan fácil como hoy parece, ya que en esos tiempos la droga seguía siendo un
terrible tabú, y el manuscrito se paseó por muchas partes antes de que un
desesperado Carl Solomon aceptara publicarlo. Sin ir más lejos, tres años
después el mismo editor publicaría Aullido y otros poemas, opera prima
de Allen Ginsberg que llegó a tribunales por ofensas a la moral, y nada menos
que el mismo autor de este polémico libro fue quien recomendaría previamente a
Solomon la publicación de Yonqui. Estos fueron los inicios de la que
luego sería conocida como Generación Beat, la cual se consolidó justamente un
año después del célebre juicio contra Ginsberg, con la aparición de En el
camino, obra capital de Jack Kerouac.
Volviendo a la novela, ésta fue publicada por
Burroughs bajo el pseudónimo de William Lee, con justificado temor a cualquier
tipo de represalias en su contra. El origen de este libro se remonta a las
experiencias del propio autor, quien narra de forma descarnada sus vagabundeos
en busca de droga, en su mayoría pastillas, morfina y drogas intravenosas.
Estas historias eran contadas por Burroughs a su amigo Ginsberg, al cual le
hacían tanta gracia y veía en ellas tanto talento narrativo que presionó a su
compañero hasta que aceptó publicarlas, no sin antes pensárselo un millón de
veces.
En general, la novela se basa en la escandalosa y
austera vida de Burroughs en los suburbios norteamericanos, donde se dedicó a
explotar el lado más salvaje de la calle, relacionándose con una manga de
desaptados y marginales que comparten con él sus desordenes sexuales, su
enfermiza adicción a los narcóticos y sus más extravagantes aficiones. Sin
lugar a dudas, en esta visceral crónica urbana podemos encontrar los
fundamentos y las futuras apreciaciones del autor sobre la sociedad
contemporánea, en un estado bruto y eventual, pero ilustrativo a la hora de
comprender sus próximas publicaciones. Lo que sí destaca particularmente en Yonqui,
y comienza a diluirse con la madurez de su exclusivo protagonista, es la
intensidad con que él mismo come de sus pretensiones, asumiendo que para tocar
lo más alto de la droga debe hundirse en sus abismos, siendo difuso el límite
entre ambas opciones, reconociendo a su vez que su adicción no es un placebo ni
un estimulante, sino una peligrosa pero atractiva forma de vida.
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