domingo, 24 de mayo de 2009

Los subterráneos (1958)


Los subterráneos es un libro simple y complejo a la vez. Es la consumación del estilo de Kerouac, que intenta llevar la fluidez del jazz a la literatura con éxito relativo, además de una sutíl declaración de principios y un retrato exuberante del estilo de vida beat, tanto del propio autor como de sus compañeros de juerga. Es un libro que merece nuestra atención. Es de esas obras que esconden mucho en lo que parece poco.

Jack Kerouac, nuevamente bajo un pseudónimo (Leo Percepied), nos narra su historia amorosa con una muchacha de color, a.k.a. Mardou Fox, que el mismo compara con las musas negras de Baudelaire. Por supuesto, la narración no es un cuento de hadas. Mardou es una mujer desenfrenada y misteriosa, amiga en común de los amigos de Leo, unos locos borrachos que gustan de la vida libre, el jazz y los excesos. En aquél contexto se desarrolla toda la obra, muy bien lograda por esa "escritura automática" que predica el autor, que en este caso contribuye a una relación forma-fondo que revitaliza la espontaneidad, la extravagancia y la libertad de los protagonistas.

La historia es un retrato moderno del amor obsesivo, un amor libre que quiere ser algo que no es. Un Kerouac existencialista nos trata de explicar todo esto haciendo pasar el mundo por la red de sus ideas, tormentos pasados y futuros que no dejan en paz ni a él ni a Mardou, una mujer que realmente parece no saber lo que quiere. Por lo mismo, resultan ser una pareja bastante extraña, llena de intensidad y necesidades. Algo así como el amor y el odio agarrándose a besos; dos peces que se atraen, pero en peceras diferentes.

La idea base es, como siempre en la literatura de Kerouac, un fragmento de su propia vida, y en ese caso viene a complementar el carácter épico de En el camino o el misticismo de Los vagabundos del Dharma, con una narrativa íntima que nos muestra el lado más sensible de Kerouac, sus relaciones afectivas tanto con su pareja como con sus ya famosas compañías, que en este libro vuelven a figurar escondidas bajo nombres inexactos.

Seguramente Los subterráneos no es una obra fundamental, como muchos quisieran hacernos parecer, pero sí es un libro altamente significativo, que vuelve a mostrar a Kerouac en toda su expresión, con sus manías, con sus vicios, con sus excesos y toda la extravagancia que lo define como un personaje heróico (o anti-heróico) dentro de la literatura norteamericana. Claramente no es un clásico, como resultó ser En el camino, pero es de esos textos que sirven de manual de vida para muchísimos jovenes, y probablemente lo seguirá siendo mientras existan las leyes, los adultos majaderos, los políticos y toda esa inagotable odiosidad del mundo.

Para leer su versión íntegra en formato electrónico (.doc), ver el siguiente link.

2 comentarios:

  1. bueno loko gracias,,,y tarde te lo agradesco...ajja bueno ..un dia me dijiste ke siga en esto de escribir..pero no es mucho lo ke me meto a comentar...solo subo de bes en cuando algo...loko cuidate.

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